La sombra en la corte

Que quede claro que no digo esto como disculpa de mis palabras, sino solo para dejar patente que tengo un prejuicio indesmentible en este asunto y es lo correcto reconocerlo, antes de emitir mi opinión. Parto reconociendo un pecado, un pecado de origen, pero aún así espero mi redención en el juicio de su mente, por que es de todo pecador el confiar y esperar que sus actos no tendrán consecuencia, que al final la providencia salvará su trasero, pero no es mi caso en este asunto, tan solo un preámbulo para una honesta confesión y en la condición de humanos, ya la honestidad es suficiente salvoconducto.

Parto reconociendo que nunca me ha agrado el actual ministro del interior, nunca he soportado verle ni menos escucharle, como si de un discurso memorizado se tratase, cada una de sus intervenciones públicas me resultan insinceras, a lo menos insinceras. No sé por qué, tal vez en mi subconsciente su rostro me trae a la memoria el rostro de Beria o Eichmann, frío, inexpresivo, que lo mismo firma una orden de compra por sillas, que firma ordenes contrarias a lo humano, sin el menor rictus en su frente. O será esa voz mecánica, sin vida ni inflexión alguna, como si las palabras fueran escogidas por su monotonía, con el propósito expreso de aburrir al oyente. Algo de siniestro hay en su pose que me descompone, algo indefinible y sin embargo, no es miedo lo que causa, al contrario, es su actuar tan rígido, tan cartesiano y predecible, que parece siempre estar al borde de ser sobrepasado por las circunstancias, que es más bien una sensación de vergüenza ajena, como el pariente en una fiesta que sabes terminará siendo el hazmerreír, y tienes ese deseo de que la tierra te trague una vez este comienza su show. Es cierto que hay mucho de patetismo en Hinzpeter, mucho de imposte y poco de sangre, pero esto en si no es el problema, porque como dice un refrán, por sus actos los conoceréis, y es precisamente en y por sus actos que este original prejuicio se titula de opinión fundada, y como alguien una vez dijo, uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras (agregándole de mi parte) y actos. Y vaya que en estos meses Hinzpeter nos ha demostrado con actos y palabras su valía y decoro en el servicio a su jefe, el cuarto presidente DC, o el rey desnudo como debería de llamarle la derecha. Pero volvamos a Hinzpeter y sus andanzas ¿o cojeras? en su puesto:

1. Hinzpeter se tomó una fotografía con el retrato de Allende, un reconocido antisemita, en este caso si actuó por ignorancia, flaco favor se le hace al cargo de ministro del interior, que su titular carezca de la cultura necesaria para el cargo que detenta, o pero aún, sabiendo, no le importo tomarse la dichosa foto, demostrando tanto un completo servilismo por el carácter de la foto y una falta absoluta de moral.

2. Hinzpeter se enfrentó (si se puede llamar enfrentar decir que sabía algo pero no lo usaría) con el amigo de la bencina, diputado Espinoza, pero o bien sabía que usaba datos falsos, o le falto valor para mantener sus dichos.

3. Hinzpeter como ministro del interior, señaló que la lucha a la delincuencia era su objetivo principal, pero aún no hay iniciativas que corten la puerta giratoria, y parece cada vez más dispuesto a dejar las cosas como están, en lo que se refiere al gran problema de la justicia, la “discrecionalidad” que tienen los jueces para dar libertades en todo tipo de causa, olvidando que son funcionarios y NO colegisladores. ¿Qué saca Carabineros en detener una y otra vez a los mismos tipos, si salen en menos de 12 horas a la calle?

4. Hinzpeter lideró el esfuerzo por cambiar la Ley Antiterrorista para beneficiar a unos terroristas supuestamente mapuches (varios tienen menos carga genética mapuche que Yo), por una huelga de hambre que estos mantenían, pero que todos sabían era bastante pirotécnica pues los Terroristas en su gran mayoría consumían un producto llamado Ensure. Hinzpeter al parecer nunca supo que una persona solo puede vivir 3 semanas sin comer y acá la “huelga” duró bastante más que ese tiempo.

5. Hinzpeter se llenó la boca con la retórica de izquierda sobre el “Pueblo Mapuche” y prometió soluciones pero esto lo digo con directas palabras, Hinzpeter usted es UN IMBÉCIL, supongo que de tanto vivir en Santiago, el smog le daño el cerebro y Ud. cree vive en alguna ciudad del Mediterráneo, pero me alegra anunciar que no es así, vive en Chile, y me alegra decir que MÁS del 80% de la población Chilena tenemos carga genética indígena, el problema Indígena, no existe, por que casi TODOS somos en algún grado mapuches, diaguitas, etc. Salvo tal vez Ud. Hinzpeter, en cuyo caso, tal vez no debería ser ministro del Interior, si tanto le gusta contentar a la izquierda.

6. Hinzpeter no dudo en seudo-expropiar quien sabe con que artimañas el hotel Hanga Roa en isla de Pascua, si con eso se ganaba un aplauso de la izquierda, sin importarle que actúo EXACTAMENTE como la dictadura de Chávez.

7. En plena crisis del gas en Punta Arenas, y cuando el Ministro Golborne estaba por viajar a esa zona para buscar una solución, Hinzpeter no sufrió mejor idea que apagar el fuego con bencina al invocar la Ley de Seguridad Interior del Estado, y de paso tratar de torpedear el trabajo de su “colega”. Afortunadamente, como siempre, el tiro le salió mal y se disparo en los pies.

Lo tragicómico, es que si otro hubiera sido el actor principal de estás estupideces, Hinzpeter le hubiera pedido la renuncia. Resulta lamentable que este personaje incluso haya tenido el desparpajo, con los antecedentes descritos, de pensar siquiera en destituir al la Intendenta del Bio Bio, ¿con que moral?, aunque luego de la foto con el antisemita de Allende, creo que hablar de moral acá es casi una herejía. Menos mal, que cuando ya parecía que todo estaba dicho, apareció el senador Jovino Novoa, con la cabeza fría, el valor y la claridad para decir las cosas por su nombre y ver las triquiñuelas de Navarro y la soberana incompetencia política de Hinzpeter.