lunes, febrero 28, 2011

Llenando el estómago con la comida de otros

En este mundo hay gente muy divertida, o más bien extravagante, tal vez por sufrir frustraciones de un mal poeta (pero en honor a la verdad, para mi todos los poetas son malos), o cargar un injusto auto prejuicio por el lugar de sus estudios, o simplemente por que sufre algún desorden de personalidad y rabiosamente despotrica contra todo lo que en su sacra mentalidad se ve como correcto, pero auto convenciéndose que se actúa de forma liberal y tolerante, creando en su mente una muy probable severa contradicción emocional para estructurar una línea coherente de pensamiento, de tal forma que bien en un momento parece saltar, sin ser conciente, desde una convicción acérrima a otra igual de acérrima, pero exactamente contraria.

Divertido sin embargo, es la presunción de ver fantasmas, donde solo hay sábanas al viento, imagino que de tanto copiar y pegar ya sea videos, fotos, infografías de terceros, y uno que otro párrafo completo de fuentes no muy definidas, se termina creyendo que todos actuamos igual, supongo que la frase “el ladrón cree a todos de su condición” es perfecta para definir el problema y la falta de originalidad, en esa atormentada cabeza, causa que vea los mencionados fantasmas y aún un polígrafo le daría la razón, pues es lo que su mente “ve”, o más bien interpreta, con total honestidad.

Ya mencioné que un abogado una vez me dijo, “uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”, desde entonces me ha gustado agregar “esclavo de sus palabras y la realidad”, a fin de cuentas si esa idea estaba subyacente en la filosofía de Aristóteles, creo que tiene valor por si sola y por eso, es que me gusta a cada post, añadir su justa medida de realidad indesmentible, sean nombre, fechas, lugares o lo que sea necesario, por que es obvio, de esa forma se hace más difícil rebatir ese argumento, si esta acompañado de hechos irrefutables, es la mejor manera, la más poderosa de hacer prevalecer el citado argumento.

Ahora bien, hay 3 clases de personas que detesto y si bien puede ser un exceso calificar a una persona por solo una característica de la personalidad, esta simplificación es perfectamente válida, en el contexto de solo referirse a un aspecto de dicha persona, y no a la integridad de la misma y a saber que no soporto a los hipócritas, a los felones y los que se creen dueños de la verdad. Cierto es que Yo mismo, puedo ser catalogado en la última opción, sin embargo, cada vez que he puesto un argumento en mi vida, siempre lo hice, hago y haré en función de los datos duros existentes, no de mis contradicciones internas, al fin y al cabo, ninguno de los datos que he expuesto, y expondré (espero), pueden desmentirse, el sol no se oculta con una mano, y como dijo Churchill, la diferencia entre el capitalismo y el comunismo, es que el comunismo tiene buenas intenciones y malos resultados, y el capitalismo malas intenciones y buenos resultados. Algo de sabiduría ha de tener ese argumento, sabiendo (o debiendo saber), quién fue Sir W. Churchill.

A la lista anterior, bien pude añadir el de la cobardía, por que cobarde no solo es el que huye de su responsabilidad con los suyos o su deber, sean quienes sean estos o su deber, también es una actitud cobarde, el actuar torvo y malintencionado, para perjudicar o menoscabar a otros sin más afán, en algunos casos, de gritarle al mundo una falsa superioridad moral, pero que puede ser entendida, y explicada por la ya mencionada contradicción sicológica de no poder mantener una línea de pensamiento ético y moral coherente. Y en este caso ya no puedo hablar de un acto cobarde, más bien se debe sentir conmiseración y por cierto, alegría de no ser parte del entorno de esa clase de sujetos, que tienen altas probabilidades de desarrollar incluso alguna clase de patología mental, que le haga en el futuro acreedor de titulares en la prensa roja de algún lugar.

Seguro se hace necesario que defina lo que entiendo por imbécil, cosa de establecer una línea base con que contrastar mi palabras. Imbécil es aquel que actúa, por que necesita una reafirmación de su personalidad, y no por convicción y menos por un análisis lógico del problema. Un imbécil, no actúa en verdad por si mismo, sino en función de los demás, de la reafirmación sicológica que esa pertenencia le da. Un imbécil no vive para y por los demás, pero tampoco de los demás, un imbécil vive solo de la imagen que el cree los demás quieren de él, un imbécil se disocia en la masa, como el azúcar en el agua, como tan bien lo hacen el siniestro Hinzpeter y su jefe el $4DC. Lamentable es decir, que este país tiene a demasiados imbéciles en sus círculos de poder y de paso, algunos sujetos prefiero creer muy confundidos, antes que enfermos, por que a fin de cuentas, en el futuro alguna familia pudiera estar en grave riesgo con semejantes rasgos narcisistas.


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